En primer lugar, en términos temporales, el universo tiene una antigüedad de 14 mil millones de años, los primeros mamíferos aparecieron hace casi 200 millones de años, y la humanidad tiene una historia de 200000 años.
En segundo lugar, en términos espaciales, todavía no sabemos si hay vida en otro planeta del universo; desde el 1995 se tiene evidencia de que hay planetas que giran alrededor de estrellas, de modo que es posible que en el universo haya muchos sistemas parecidos a nuestro sistema solar.
Nuestra estrella, el sol, se formó hace aproximadamente 4500 millones de años, y su nacimiento desancadenó una serie de efectos que acabaron estableciendo las condiciones necesarias para la vida. Fue en torno a esta fenomenal fuente de energía donde se formaron los ocho planetas de nuestro sistema.
La tierra se encuentra a la distancia justa del sol como para permitir la vida. Pero esto no es todo. La masa del sol, su núcleo metálico y los efectos de la gravedad dotan a nuestro planeta de un campo magnético y una atmósfera que bloquean las radiaciones cósmicas nocivas, retienen la energía solar en forma de calor y protege al planeta de los bombardeos de meteoritos. Con la formación de agua se propiciaron las condiciones necesarias para la eclosión de la vida.
Los humanos tenemos la tendencia a relacionar todo a través de una escala en la que nosotros somos la referencia y la unidad de medida. Sin embargo, en nuestros cálculos no entra el cuidado de nuestro planeta, la administración justa de sus recursos, de modo que podamos cederlo en condiciones apropiadas a nuestros descendientes.