Pocas veces se podrá ver a un político más aprovechado de las instituciones, de los presupuestos públicos, y del pueblo que el actual alcalde de Madrid, seguro cono se siente con la pasividad infinita de los madrileños y la incapacidad de la oposición.
Obras faraónicas, derroche monumental, deuda galopante, impuestos arbitrarios, todos los medios de comunicación y una nube de políticos y funcionarios oportunistas revoloteando alrededor del alcalde. Ninguno de estos personajes simbolizaba el espíritu de Madrid.
Tras el regreso de Copenhague el mensaje era esperpéntico: somos los mejores.
Ahora que las olimpiadas se han vuelto esquivas e inútiles para la carrera política de este sátrapa, ¿cuál será el próximo invento?
Madrid, Madrid, ¿quién te ha visto y quién te ve?